sábado, 4 de junio de 2011

Conde hace apología de la Masonería



A partir de ayer viernes Mario Conde dirige un programa en Intereconomía TV. Les dejo un artículo muy interesante de Manuel Morillo al respecto. Haga clik aquí.

1 comentario:

  1. http://micatapulta.blogspot.com/2008/04/la-masonera.html

    ¿PUEDE SER UN CATÓLICO SER MASÓN?
    NO, NUNCA, esta es la única respuesta.

    A lo largo de su historia la Iglesia católica ha condenado y desaconsejado a sus fieles la pertenencia a asociaciones que se declaraban ateas y contra la religión, o que podían poner en peligro la fe. Entre estas asociaciones se encuentra la masonería. Actualmente, la legislación se rige por el Código de Derecho Canónico promulgado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, que, en su canon 1374, señala: Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho.

    Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión. La Iglesia ha condenado siempre la masonería por:
    el carácter secreto de la organización (si se esconden será por algo...)
    el juramento que garantizaba ese carácter oculto de sus actividades
    los complots perturbadores que la masonería llevaba a cabo en contra de la Iglesia y los legítimos poderes civiles.
    La pena establecía directamente la excomunión, las consecuencias de la excomunión incluían, por ejemplo, la privación de la sepultura eclesiástica y de cualquier misa exequial, de ser padrinos de bautismo, de confirmación, de no ser admitidos en el noviciado, y el consejo en este caso a las mujeres de no contraer matrimonio con masones, así como la prohibición al párroco de asistir a las nupcias sin consultar con el Ordinario.

    El 17 de febrero de 1981, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba una declaración en la que afirma de nuevo la excomunión para los católicos que den su nombre a la secta masónica y a otras asociaciones del mismo género, con lo cual, la actitud de la Iglesia permanece invariable, e invariable permanece aún en nuestros días.

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